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Nace SEPRIMAN, la voz del campo en Castilla La Mancha

Actualizado 27.03.2024

Lo que muchos criticaban como "cosa de locos", "negacionistas del cambio climático" o "sectores afines a la extrema derecha", ha demostrado ser mucho más que eso. El campo es fuente de vida, cosa que parecen olvidar aquellos que nos gobiernan, obedeciendo modas que van y vienen. Ahora es el cambio climático, hace años fue la glaciación y después el calentamiento global, o el agujero en la capa de ozono.

Nadie se para a revisar si los datos son ciertos, lo dicen en la tele, o lo repiten constantemente boots de Internet encargados de crear corrientes de opinión en uno u otro sentido. No hace falta más, porque el ser humano es un ser simple, al que la mera repetición de una noticia basta para convertir en realidad, aunque pueda ser falsa.

El sector primario se ha levantado, de manera sutil, desde luego mucho menos beligerante que sus camaradas franceses o belgas. Nuestras gentes del campo no son violentas, no lo han sido nunca, aunque a tenor de algunas imágenes que hemos podido ver por televisión de la policía cargando con una saña que no vemos contra otros colectivos, parecería que se enfrenten a auqellos con los que han pactado el perdón y el olvido. No seré yo quien juzgue la labor de la policia, porque como suele ocurrir, solo son peones en una partida de ajedrez en la que quien mueve las fichas está muy lejos de nuestro tablero.

Castilla La Mancha es una región de una riqueza agrícola incuestionable. Tenemos algunos de los mejores vinos y aceites de Europa. En nuestras tierras crece el sustento de una región que debería levantarse al unísono con quien nos llena la mesa a diario con suculentas viandas, pero el español es más del "sálvese quien pueda". Buscamos el producto barato en los supermercados, pero no nos detenemos a mirar de donde viene la comida que ponemos en la mesa. Nos quejamos del sabor, o de la falta de él, pero seguimos comprando, porque sale más barato.

Esta lucha debería ser una especie de cadena de producción, en la que los agricultores y ganaderos hagan lo que han estado haciendo desde hace décadas, cuidar la calidad del producto que sale de sus explotaciones, los políticos arancelar de manera justa a toda esa competencia que nos llega de los países de Africa y las amas de casa, quizás el eslabón más necesario, revisar cada etiqueta de los productos que compran para asegurarse de que estamos comiendo nuestro producto, y no solo porque sea nuestro, sino porque es el mejor.

Quizás para intentar abrirnos los ojos en ese sentido, y para dejar claro que la lucha del campo no conoce de banderas o corrientes políticas, pero que tampoco entiende de sumisión a cambio de subvención. El campo lucha por su supervicencia, y con ella, por la nuestra, porque sin campo no hay vida, por más que intenten convencernos de lo contrario desde sombras oscuras de la política. Es por eso por lo que varias asociaciones de agricultores y ganaderos han decidido unir sus fuerzas para seguir luchando por sus derechos, por el derecho de los consumidores a poner lo mejor en sus mesas, sin el soborno de unos precios que manipulan su decisión y que esconden una competenca contra la que no se puede luchar sin la ayuda de todos.

Por el derecho a cobrar lo que vale su trabajo, sin el chantaje de las grandes superficies que eliminan cualquier posibilidad de negociación, imponiendo unos precios ridículos que, en la mayoría de los casos, no cubren los costes de producción. No es por otra cosa que está naciendo SEPRIMAN, que con toda seguridad podría ver la luz una vez que acaben las fiestas de la Semana Santa